Capitulo 10, y hasta aquí hemos llegado primera parte


No quisiera dejar pasar esto que me paso y que creo que puede ser interesante aunque a algunos les cueste de creer (a mí me costó creerlo y eso que me paso a mi), estoy como siempre en casa con el ordenador (a ver dónde sino) y me avisan de que mi madre está ingresada en el hospital y que la situación es grave, gravísimo. En un principio no sé qué hacer la noticia me pilla fuera de juego, se enciende la bombilla y se me ocurre llamar a CRUZ ROJA (escrito en mayúsculas para que nadie se equivoque), hablo con una señorita le explico mi situación y me contesta con una tremenda serenidad “mire para bajarle de casa son 52€ y luego para subirle son otros 52€”, me cuesta reaccionar y le pregunto si estoy llamando a CRUZ ROJA me confirma que sí. No contento con eso vuelvo a llamar y me dicen lo mismo, llamo a una ambulancia privada y me cobran un euro menos o sea 51€ por bajar e ídem por subir, me dejan ese dinero y salgo de la situación.

Le cuento a un compañero que había trabajado con CRUZ ROJA y con el que había coincidido muchas veces en varios servicios estando yo de voluntario de protección civil, él no se cree nada de lo que le digo (hay que ponerse en su lugar), le invito a venir a mi casa y yo llamare delante de él, me confirma que el teléfono al que estoy llamando en efecto es de CRUZ ROJA. Y ocurre exactamente lo mismo que las otras dos veces anteriores, 52€ más 52€, se le pone la cara roja, no sabe hacia dónde mirar, no sale de su asombro al igual que a mi le cuesta asimilar lo que ha oído (queremos pensar que esto es un hecho aislado que seguramente no se de en otras sedes).

Podría contaros más cosas con respecto a mi persona y si profundizara más en todo lo que aquí he escrito tendría fácilmente para más de 500 capítulos (sin exagerar), pero el objetivo es que los compañeros/as que preguntan por mi estado de salud sepan por dónde van los tiros.


A día de hoy 08-03-2016 me cuesta mucho moverme, teniendo por las noches tremendos dolores desde la zona lumbar hacia abajo llegando hasta prácticamente los pies, y aunque mi cerebro da órdenes a mis piernas para poder cambiar de posición, estas no obedecen es más el esfuerzo que hago con mi mente que el físico…

No hay comentarios:

Publicar un comentario